La PAU, Prueba de Acceso a la Universidad, está a la vuelta de la esquina y son muchos los alumnos que se ponen nerviosos preguntándose si serán capaces de superarla. Hoy damos unas claves para estudiar mejor y conseguir mejores notas en estos exámenes.
Planifica las asignaturas. Tú mejor que nadie sabe qué materias te cuesta más estudiar y cuáles te entran mejor. Por eso la planificación es necesaria de cara a un examen como la Selectividad. Organizar un calendario con los temas que se estudian cada día ayuda a no dejar todo para el último momento. Es conveniente alternar asignaturas difíciles con fáciles y hacer descansos entre unas y otras.
Resúmenes y esquemas. Querer aprender todo de memoria tal cual está escrito en los apuntes lleva demasiado tiempo. La clave del estudio es resumir, para saber las ideas principales de cada tema, y esquematizar, para tener una estructura de la que partir y luego desarrollar. El tiempo que inviertes en leer los temas, subrayar las ideas importantes, escribir un resumen y recoger los conceptos en un esquema también es tiempo de estudio.
Exámenes de otros años. Practicar con las pruebas que se han puesto otros años es una de las mejores maneras de ensayar cómo será tu Selectividad. Se pueden comprar libros sobre ello o buscar los exámenes de ediciones anteriores de la PAU en Internet o bibliotecas. Lo importante es que practiques con los modelos de examen de la Comunidad Autónoma donde realizas la prueba, para que te acostumbres a cómo se plantean las preguntas.
Céntrate y repasa. De poco sirve estar seis horas diarias frente a los apuntes si la cabeza está pensando en otra cosa o te distraes con facilidad. Es mejor estudiar tres horas al día, pero hacerlo a fondo, con concentración, sin ruidos que molesten ni situaciones que interrumpan (silenciar el móvil, por ejemplo, es un buen truco). Si terminas antes del tiempo previsto aprovecha para repasar temas que sientas más lejanos.
Descansa bien. Aunque los nervios puedan quitarte el sueño, descansar bien es la mitad del éxito de un examen. Esto no quiere decir que tengas que levantarte a las doce del mediodía ni dormir siesta a diario. Esto significa que hay que dormir al menos ocho horas seguidas, preferentemente de noche y con un horario similar siempre, para crear un hábito de sueño y de estudio. El día de antes del examen es cuando mejor debes dormir. Si puedes practicar deporte te vendrá bien para coger el sueño.